Necesidades emocionales básicas

La Terapia de Esquemas, desarrollada por el renombrado psicólogo Jeffrey E. Young, se centra en la comprensión y satisfacción de las necesidades emocionales básicas de las personas como piedra angular para la transformación personal. Según esta teoría, existen cinco necesidades emocionales fundamentales que influyen en nuestra salud mental y en nuestras relaciones.

Las 5 Necesidades emocionales básicas en la Terapia de Esquemas:


Conexión y aceptación: Esta necesidad se refiere a la búsqueda de conexiones significativas, estabilidad en las relaciones y un sentido de seguridad en el mundo. Implica sentir que pertenecemos, que somos amados y valorados tal como somos. La falta de esta necesidad puede generar sentimientos de soledad y rechazo.

  • En la infancia: Un niño cuyos cuidadores son emocionalmente fríos o inconsistentes, mostrando poco afecto o rechazando sus muestras de cariño.
  • En la vida adulta: Puede desarrollar un esquema de abandono o desconfianza, manifestándose en relaciones inestables, miedo al rechazo o dificultad para establecer vínculos profundos.


Autonomía y desempeño: La necesidad de autonomía implica la capacidad de tomar decisiones y controlar nuestra vida. Se refiere a la sensación de ser competente, independiente y capaz de manejar los desafíos de la vida cotidiana. Fomenta la confianza en uno mismo y la capacidad para desenvolverse sin depender excesivamente de otros.

  • En la infancia : Padres sobreprotectores que no permiten al niño tomar decisiones por sí mismo o resolver problemas de manera independiente.
  • En la vida adulta: Puede desarrollar un esquema de dependencia o incompetencia, sintiéndose incapaz de afrontar desafíos sin la guía o aprobación de otros.


Libertad para expresar emociones y necesidades: Todos necesitamos la capacidad de expresar nuestras necesidades y emociones de manera saludable. Esto implica sentirse validado y aceptado al compartir lo que sentimos, sin temor a ser juzgados o reprimidos.

  • En la infancia: Cuidadores que minimizan, ignoran o castigan la expresión emocional del niño, diciéndole frases como "no llores" o "no seas tan sensible".
  • En la vida adulta: Puede llevar a un esquema de inhibición emocional, con dificultad para identificar o expresar emociones, lo que afecta la autenticidad en las relaciones.


Espontaneidad y juego: Se relaciona con la capacidad de disfrutar de la vida, ser creativo y experimentar momentos de alegría. Involucra la libertad de explorar, divertirse y expresarse de manera genuina sin sentirse limitado por el juicio o la crítica.

  • En la infancia: Un entorno familiar rígido, donde se priorizan el rendimiento y la disciplina sobre el juego y la creatividad.
  • En la vida adulta: Puede generar un esquema de estándares inflexibles o hipercrítica, llevando a la autoexigencia excesiva, dificultad para relajarse o disfrutar de actividades recreativas.


Límites realistas: Todos necesitamos límites saludables para sentirnos seguros y protegidos. Esta necesidad implica la capacidad de establecer y respetar normas claras, tanto internas como externas, lo cual favorece el autocontrol, la responsabilidad personal y la regulación emocional.

  • En la infancia: Cuidadores permisivos que no establecen normas claras o, por el contrario, imponen reglas excesivamente estrictas sin espacio para la autonomía.
  • En la vida adulta: Puede derivar en problemas de autocontrol, como impulsividad, dificultad para respetar límites propios o ajenos, o conflictos en la gestión de la disciplina personal.


Patricia Ugarte.

Dirección General CETEP 
Trainer y supervisora, ISST

CETEP

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